
Según el Feng Shui, la observación, la intuición y el sentido común son herramientas muy valiosas a la hora de estudiar un espacio. Si deseamos que nuestro centro de belleza mejore, presta atención a estas herramientas fundamentales.
LA OBSERVACIÓN
A veces estamos tan acostumbrados a ver nuestro Centro de Belleza que no reparamos en si todo está como tiene que estar y si falta o sobra algo. Observar lo que hay a nuestro alrededor, sin juzgarlo y tomando notas, nos da una idea para saber por dónde empezar, ponernos manos a la obra y organizar nuestro lugar de trabajo de una forma práctica y satisfactoria.
Empieza haciendo un buen chequeo a tu Centro de Belleza…
¿Cómo está la puerta principal? ¿Abre y cierra con facilidad? ¿Tiene buen acceso? ¿Es grande o, por el contrario, es pequeña en relación al espacio interior?
La puerta principal está directamente relacionada con nuestras habilidades y lo que mostramos a los demás. Si no es fácil su acceso, o no abre y se cierra como es debido, podemos encontrarnos con más dificultades en nuestro trabajo.
¿Qué tal las otras puertas? ¿Abren y cierran bien? ¿Rechinan? ¿Los pomos están en perfecto estado?
¿Los techos son altos, bajos, o su altura es normal?
Unos techos bajos, por ejemplo, nos pueden crear una sensación de opresión.
¿Cómo está el suelo?
¿El mobiliario es estable? Camilla, taburete, mesa…
¿Qué tal están las luces? ¿Hay alguna fundida?
¿Los grifos se abren y se cierran bien?
Estos son solo algunos ejemplos de distintos aspectos que hay que tener en cuenta. Observa lo que hay a tu alrededor y toma notas: luz, temperatura, sonido, colores, objetos, producto…
En definitiva, la observación es uno de los primeros pasos para mejorar nuestro lugar de trabajo.
